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PATCHUKO

Recordando lo obvio e importante

Recordando lo obvio e importante

No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy,
pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser
arrancada por la soberbia del poder.

Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será
mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se
niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida.
Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros
la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada.

Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz.
Estas fueron nuestras banderas en la madrugada de 1994. Estas fueron nuestras demandas en la larga
noche de los 500 años. Estas son, hoy, nuestras exigencias.

Nuestra sangre y la palabra nuestra encendieron un fuego pequeñito en la montaña y lo caminamos
rumbo a la casa del poder y del dinero. Hermanos y hermanas de otras razas y otras lenguas, de
otro color y mismo corazón, protegieron nuestra luz y en ella bebieron sus respectivos fuegos.

Nosotros rogamos a aquel a cuya mano se acerque este manifiesto
que lo haga pasar a todos los hombres de esos pueblos


Subcomandante Marcos
Manifiesto zapatista en náhuatl

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